The knife and the ladder

 Hacía bastante tiempo que no publicaba un post en esta categoría,  y debe ser que de algún modo extraño e inconsciente lo echaba de menos.

 Hoy hace un día estupendo: solete, calor pero sin resultar molesto… de modo que mis progenitores han decidido que hoy se comía en al jardín. En un momento estaba la barbacoa funcionando, la mesa puesta y los animales rondando para ver si caía algo. Ha sido al llegar el primer chuletón a la mesa cuando nos hemos percatado de que se nos habían olvidado los cuchillos de carne y he ido yo a por ellos. Ahora viene lo peliagudo: niños, no hagáis esto en casa. Resulta que tenemos el jardín en obras y para llegar a la escalera hay que hacer un pequeño ejercicio de equilibrismo, que yo he ejecutado cienes de veces sin el mayor problema, pero hete aquí que hoy había arenilla en la escalera, factor que no he tenido en cuenta, y que ha supuesto que me haya dado un guarrazo del calibre 33. Debo tener un ángel de la guarda algo distraído (siempre me caigo) pero en el fondo eficiente (nunca llega la sangre al río) porque al echar las manos he tenido la suerte de alejar los cuchillos de mi cuerpecito y no terminar convertida en un acerico o en algo peor. Al final todo lo que queda es el susto y dos raspones en el brazo.

 Moraleja: si eres torpe, mejor utiliza cubiertos de plástico XD

 

5 comentarios en “The knife and the ladder

  1. Yo pensaba que en los aviones habían prohibido los cuchillos, hojas de afeitar, navajas y demás cosas cortantes ante el riesgo de ser usadas con fines terroristas.
    Qué cucos, lo que no han dicho es que la principal causa ha sido mantener a Sweet Carol alejada de tanto mortífero instrumento del mal.
    ¡Qué genial volverte a leer después de tanto tiempo!
    Besotes mil.

  2. Bueno tocaya, además de llevar el mismo nombre tengo que reconocer que yo soy muy de caidas y de lo más tontas además.